La escultura conocida como el Atlante Farnesio, conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, es una majestuosa obra de mármol de 1.85 metros de altura, que data del siglo II d.C. Pertenece a la famosa colección Farnesio, un conjunto de esculturas halladas en las Termas de Caracalla en Roma en 1546, y que fue heredada por Carlos III de Borbón en 1787, trasladándola a Nápoles. La obra representa al titán Atlante, cargando sobre sus hombros un globo en el que están esculpidas 43 constelaciones.
Esta escultura es una copia romana del siglo II d.C., basada en un prototipo helenístico, y destaca por la representación precisa y detallada de la esfera celestial, la más completa conocida de la antigüedad. El globo Farnesio encarna la comprensión del cosmos de la cultura griega-helenística, y su iconografía fue transmitida a lo largo de los siglos gracias a los trabajos de Tolomeo, influenciando la representación del cielo hasta el Renacimiento.
- Mmm, ¿Y luego?
- Mi amigo Jacinto le dio a su Tata un sombrero de piel negra, muy bonito…
- Mmm ¿El que no lleva tareas?
- "Sí, Tata", ese…
- Mmm, ¿Y luego?
- Toribio le regaló a su Tata unos zapatos de piel…
- Mmm, ¿El que lo agarraron robando huevos?
- ¡Sí “Tata” ese!
Y así́ el niño le fue diciendo lo que sus amigos habían comprado a sus papás.
Al final el papá preguntó:
- ¿Y cuál es su preocupación "Mijo"?
- Es que yo estuve juntando para darle un regalo a usted, pero al cruzar por el puente colgante, se me cayó al rio la bolsita con el dinero y pues, no tengo para su regalo…
- ¿Y eso le preocupa "Mijo"?
- "Sí, Tata", porque hoy es el día del Tata y yo quería darle a usted un regalo…
Aquel hombre de manos duras y piel tostada por el sol, se levantó́ el sombrero, rascándose un costado de la cabeza dijo:
- Despreocúpese "mijo", los regalos no hablan, no obedecen, no ayudan.
Se desgastan y se tiran, yo no soy su "Tata" porque me dé un regalo.
¡No!,"Tata" lo soy porque lo tengo a usted.
¿Para qué quiero regalos?
Yo le aseguro que todos esos "Tatas", quisieran tener un hijo así como usted, obediente, respetuoso, cariñoso.
Pero no lo tienen, ¡lo tengo yo y es mío!
Y no lo tengo por un día.
¡Lo tengo por muchos años!
¿Para que quiero regalo de un día, si usted es mi mejor regalo?
Aquel niño conmovido se acercó́ y lo abrazó. Empezó́ a llorar diciendo:
- “Tata, Tata… Gracias por ser mi Tata"…
- No “Mijito”, Gracias a usted por ser "Mijo"…
Los regalos no hablan.